Agua del grifo: economía, salud y medio ambiente

Por Rafael Moreno Rojas.

Siempre hemos pensado que los recursos hídricos eran ilimitados, e incluso se podrían incrementarse con acciones como la desalinización. Pero elementos como el cambio climático, la contaminación de acuíferos superficiales o subterráneos, el efecto de actividades antropogénicas en proximidad de los abastecimientos de agua, han puesto en duda este axioma.

Por otra parte, no hemos considerado el impacto que supone el consumir el agua de bebida a partir del agua del grifo o sustituirla por embotellada. En primer término, hay un componente económico, que la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU, lo ha calculado en pasar de 37€ al mes que gastan algunas familias en agua embotellada, a unos 0.25€/mes que supondría el mismo consumo con agua del grifo.

Si a esto unimos estudios como los del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada que encuentra contaminantes hormonales, o disruptores endocrinos, en TODAS las botellas de agua analizadas, habría que replantearse seriamente un uso continuado de aguas embotelladas.

A la economía familiar y salud, hay que sumar las repercusiones medioambientales, pues los plásticos que está generado nuestro mundo desarrollado está yendo a parar (en cierta medida) al mar y su vida media de degradación es muy elevada. En el estudio mencionado de la OCU se calculó en 3 Kg/mes de residuos plásticos por el consumo de agua embotellada por familia. Pero no queda ahí la huella medioambiental, ya que el agua del grifo en la mayoría de las ciudades llega hasta los hogares por su propio peso, sin que se tengan que consumir recursos o combustibles fósiles (o de otro tipo).

En cambio, simplemente la producción del plástico de la botella ya supone un coste en materias primas fósiles y/o consumo energético de la maquinaria de producción. El propio embotellado del agua requiere maquinaria y por supuesto, la distribución se hace por medios de transporte que usan combustible y repercuten sobre la huella de carbono.

Por tanto, por economía, salud y respeto al medio ambiente, consume agua del grifo en ciudades privilegiadas como Córdoba, donde no solamente sanitariamente es adecuada, siendo además sensorialmente maravillosa.

Prof. Dr. Rafael Moreno Rojas, director de la Cátedra de Gastronomía de Andalucía.

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